Desde que Park Jimin huyó de los lujos de casa, su situación no hizo más que ir en picada.

Tuvo que abandonar la universidad, rentar un departamento en la zona marginada de la ciudad y buscar un trabajo. Encontrándose con que nadie quería contratar a un omega sin un título y sin experiencia.

Transcurrió así un año sobreviviendo a base de los ahorros que hizo cuando vivía con su padre y le pasaba una mensualidad para sus gastos personales.

El día que no tuvo para pagar los servicios eléctricos llegó, y se vio impuesto a pasar una semana sumido en la oscuridad, literalmente.

A punto de darse por vencido, cuando al salir de casa para ir a la biblioteca del vecindario, donde había Internet y café gratuito, un tríptico voló por los aires hasta estamparse en su rostro. Enfadado se lo quitó de la cara y estuvo a nada de botarlo, pero la palabra omega en letras grandes del anuncio, llamó poderosamente su atención.

Sin pensarlo demasiado invirtió sus últimos wones, y tomó el autobús que lo llevaría a aquella agencia que prometía una buena remuneración económica.

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—¿Cuántos años tienes? —cuestionó una mujer de edad media con las uñas perfectamente recortadas y pintadas de azul lavanda.

—Veintidós años —dijo ocultando sus manos entrelazadas por debajo de la mesa.

Estaba tan nervioso que no podía evitar retorcer sus dedos con ansiedad. Era la última oportunidad que tenía.

—¿Tu estado civil...?

—Soltero —respondió al instante.

—¿Ya has tenido antes un bebé?

Tragando saliva negó con la cabeza, había leído que era uno de los principales requisitos, pero dado a su perfecta condición, esperaba que no lo tomaran en cuenta a la hora de aceptar su solicitud.

La mujer suspiró e hizo los papeles a un lado.

—En mis seis años de trabajo, es la primera vez que un omega de raza pura viene aquí a alquilar su vientre... ¿Eres Park? ¿Hijo del prestigioso empresario dueño de la cadena farmacéutica más importante del país? —más que preguntar, parecía que lo estaba afirmando.

Jimin quiso negar, pero sabía que su apariencia gritaba que lo era, después de todo, su linaje no podía ocultarlo por muy vacío que tuviera el estómago.

—Ya no pertenezco a esa familia, además, soy mayor de edad, sé lo que estoy haciendo —respondió con una seguridad que nació por la mención de su padre.

No lo odiaba, pero el día que se enteró que lo quería vincular con un alfa poderoso y de pésima fama, entonces comprendió que para su progenitor, eran más importantes los negocios que su propio hijo.

—Está bien —accedió para su sorpresa—. En este momento eres justo lo que necesitamos. Sucede que tenemos unos clientes demasiado importantes, y tú serías perfecto para esa familia. Tengo que advertirte que el trato sería diferente al resto. Ya que estas personas desean que una vez la inseminación artificial se lleve a cabo, el omega reciba la mejor atención posible.

Sus ojos brillaron de esperanza, deseaba iniciar de una buena vez.

—Genial, ¿dónde tengo que firmar? —dijo entusiasmado como no lo había estado en mucho tiempo.

—Espera, para nuestros estándares, sobrepasas lo que buscábamos, pero necesitas una reunión con los futuros padres, ya que como te dije antes, son personas influyentes y la decisión dependerá en su totalidad de ellos.

La mujer, que parecía una beta centrada y responsable, le dedicó una sonrisa compasiva.

—¿Y si no les gusto?

—Guardaremos tu expediente y te llamaremos en dado caso de que surja una nueva oportunidad.

Jimin se mordió el labio inferior, sabía que al salir de esa entrevista necesitaba pagar para que le hicieran unos exámenes médicos y así poder ser un futuro candidato, pero el costo de los exámenes sobrepasaba lo que tenía en ese momento, debía pedir un préstamo, y si terminaban por rechazarlo, perdería lo poco que poseía y quedaría endeudado.

—¿Tienes algún inconveniente? —cuestionó la beta al notar su vacilación.

—Ninguno —respondió convencido a tomar el riesgo.

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Soonyoung en el asiento de copiloto se retorcía inquieto.

Deseaba tanto tener un hijo que descubrir que era un omega recesivo le había destrozado el corazón.

Ahora que había encontrado la solución para tener un primogénito con su esposo, Jeon Jungkook, dudaba si estaban tomando el camino correcto. Siempre podían adoptar a un niño, pero sabía que la familia de su pareja no admitiría a un bebé que no llevase su sangre.

—Hey, tranquilo —le susurró el alfa a la par que su mano izquierda descansaba en su muslo—. Todo saldrá bien, en la mañana me llamaron de la agencia para informar que habían encontrado al candidato perfecto para nosotros... Aunque yo creo que exageraron, ningún omega es más hermoso que tú —dijo con una sonrisa suave surcando su rostro.

Soonyoung resopló y se cruzó de brazos.

—¿Y si es un adicto? ¿Qué tal que tenga una enfermedad extraña y...?

—Soon, no te preocupes, no nos habrían llamado sin antes asegurarse de todo eso. Tan solo, quiero que cuando lo veas, me digas si sientes que él es el indicado. Si no es así, podemos esperar o ir a otra agencia ¿de acuerdo?

Las palabras tranquilizadoras de su esposo no surtieron efecto en él. Pero igual intentó relajarse.

Y al llegar, por unos segundos se negó a bajar del automóvil. Jungkook rodeando el vehículo abrió su puerta y depositó un dulce beso contra los labios del omega.

—Todo estará bien —musitó y entrelazó sus dedos para sacarlo de allí.

Caminaron por la vereda de un hermoso jardín y entraron al edificio de diez plantas de Dreams Conception. La recepcionista los reconoció al instante y los condujo al elevador para indicarles el piso en que los estaban esperando.

Una vez que las puertas metálicas se cerraron, la pareja se miró un tanto angustiada. De verdad deseaban encontrar al omega adecuado.

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Las palmas de las manos le sudaban, su corazón bombeaba sangre con locura y su pie derecho golpeaba el piso insistentemente.

En cuando aquellas personas aceptaran, le darían su primer sueldo, y dado que llevaba tres días comiendo basura, esperaba pronto tener el dinero en su poder para costearse una comida decente.

No escuchó el elevador abrirse, estaba tan concentrado en sus pensamientos que cuando la mujer a su lado se puso de pie para saludar a los recién llegados, fue que reaccionó y se levantó de un salto a la vez que enfocaba su mirada en la pareja.

Sus ojos apenas se pasearon por el rostro del omega, porque su atención fue robada por el alfa.

Los que estaban en la cima de la jerarquía social, eran fuertes, inteligentes y atractivos, pero aquel que le estudiaba con gesto neutral, era diferente a todos los que había conocido en su vida.

Desprendía un intenso olor a madera y licor. De altura casi similar a la suya y de porte intimidante. Sus rasgos mestizos le intrigaron, y los finos labios que mantenía apretados casi le roban el aliento.

El contacto fue interrumpido por Soonyoung —como se lo habían presentado antes y que por milagro alcanzó a escuchar—, el omega marcado tomó sus manos y le sonrió como si se hubiese encontrado con una curiosa criatura del bosque, y es que no esperaba menos, después de todo, no era más que un recipiente atractivo para aquel matrimonio.

—Tu piel es muy bonita y eres tan alto como nosotros, pero tu rostro es el de un niño, ¿cuántos años tienes?

Quizá se estaba saltando los protocolos, mas Soonyoung no pudo resistirse.

—Veintidós —respondió con timidez, al menos Soonyoung no lo había reprendido por haber observado a su marido con tanto descaro.

—Eres muy tierno... —habló soltándolo y retrocediendo para colgarse del brazo de su alfa.

Le susurró unas palabras que Jimin no alcanzó a escuchar.

—¿Estás seguro? —le respondió Jungkook con cierta frialdad.

Soonyoung asintió.

El ambiente en la oficina se volvió un tanto tenso. Jimin estaba seguro que al omega le había gustado, pero al alfa... No parecía muy convencido.

Y como confirmando sus palabras, le dedicó una mirada despectiva antes de que sus labios se movieran para expulsar lo que sellaría su futuro:

—Lo hemos decidido, nos gustaría que Jimin sea el omega receptor.

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Adaptación autorizada. Historia original de @IlusionGris, gracias por permitirme adaptarla. 💗